Existen numerosos rituales que ponen al ser humano entre la vida y la muerte, generalmente los ritos son asociados con la historia, pero en la actualidad se siguen practicando, muchas veces lo realizan los hombres para diferenciarse como comunidad; sin embargo, estas personas ponen su vida en peligro o se internan en el mundo de los muertos de modo que la mayoría de las sociedades occidentales consideraría tabú.
En Latinoamérica es muy conocido el ritual de Los Voladores de Papantla, sus orígenes se remontan al Período Preclásico Medio Mesoamericano. Este ritual está asociado a la fertilidad la cual se representa mediante el descenso de los danzantes, que simbolizan la caída de la lluvia.
El ritual es acompañado de música y danzas, es utilizado un tronco donde se ajustan varias piezas: una pequeña base de madera, una cruz, un pivote que unirá y posibilitará el giro, y una escalera unida al palo. En los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, más el caporal que representa el centro. A 20 metros de altura, se sitúa el caporal, que es el coordinador del ritual, al mismo tiempo toca un tambor y una flauta, y coordina el ritual. Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, ya que este número es el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena.
Finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo. Si los espectadores aplauden alguno de los voladores dobla las piernas y se toca los pies con las manos, siendo esta una maniobra muy difícil que solo puede durar unos segundos. Los danzantes visten trajes muy coloridos que representan a aves tropicales
Las danzas indígenas trataron de ser prohibidas, por lo que la permanencia de esta tradición se limita grupos nahuas y totonacos de la Sierra Norte de Puebla y el Totonacapan veracruzano, siendo bastante popular y difundido en Papantla, Veracruz, por lo que a los voladores se les conoce como “Voladores de Papantla”. Algunos grupos de indígenas de esas regiones se han trasladado a diversos puntos de la República Mexicana, donde hacen una breve representación del ritual indígena.